Tras el éxito de Manon Lescaut, Puccini acometía una nueva ópera basada en la obra por fascículos de Henri Murguer, “Scènes de la vie de bohème”, y que dio lugar a esta ópera que, en febrero de 1896, se representaba en el Teatro Regio de Turín por primera vez. La historia es conocida por los amantes de la ópera y es fácil de llegar al público que, sin duda, se pone en la piel de los dos protagonistas, Mimì y Rodolfo, nada más iniciarse los primeros compases de la obra y levantarse el telón.
Es una ópera en cuatro actos con libreto de Giuseppe Giacosa y Luigi Illica. Refleja las vivencias de Puccini durante los años de estudiante en el conservatorio de Milán, donde compartió habitación con Pietro Mascagni. La historia se ambienta en París en el período alrededor del año 1830.
Acto I
En la buhardilla de los cuatro bohemios
Marcello pinta mientras Rodolfo utiliza los manuscritos del drama que está escribiendo para hacer fuego. Colline, el filósofo, entra molesto porque no pudo empeñar sus libros. Schaunard, el músico, llega con provisiones y dinero producto del trabajo que realizó a un caballero inglés. Schaunard propone que vayan a celebrar su buena suerte al Café Momus. Mientras beben, llega Benoît, el casero, en busca del pago de la renta. Los bohemios le engatusan ofreciéndole vino y le echan de la habitación sin pagarle la renta. Deciden que lo mejor es utilizar ese dinero para irse de parranda por el Barrio Latino. Todos salen, menos Rodolfo. En ese momento alguien llama a la puerta y entra Mimí, una modista que vive en otra habitación del edificio. Ha venido a pedir que le ayuden a encender nuevamente su vela que se le ha apagado. Sale, pero regresa en seguida porque olvidó su llave. En ese momento, ambas luces se apagan y en la oscuridad deben buscar la llave. Rodolfo, deseoso de pasar tiempo con Mimí, encuentra la llave y se la guarda en el bolsillo, fingiendo inocencia. Cuando sus manos tropiezan, ambos aprovechan la ocasión para contar la historia de sus vidas: él interpreta Che gelida manina / “Qué manita más fría” y ella, Sì, mi chiamano Mimi / “Sí, me llaman Mimí”. Son interrumpidos por las voces de los amigos, impacientes, que han venido a buscar a Rodolfo, pero mientras él sugiere quedarse en casa con Mimí, ella decide acompañarlo. Mientras se van, cantan su amor recién encontrado (dúo: O soave fanciulla / “¡Oh, dulce muchacha”).
Acto II
En el Barrio Latino de París
En las calles hay una gran multitud celebrando. Aparecen los amigos. Rodolfo le compra a Mimí un sombrero rosado. Los parisinos cotillean con sus amigos y regatean con los vendedores; los niños de las calles claman por ver las mercancías de Parpignol, el juguetero. Los amigos entran en el Café Momus mientras tanto aparece Musetta, ex de Marcello, acompañada de su rico y envejecido admirador, Alcindoro, a quien ella trata como si fuera un perrito faldero. Ella intenta de varias maneras llamar la atención de Marcello y lo logra cantando una sensual aria dedicada fingidamente a su nuevo amante, que hace las delicias de los parisinos y avergüenza a su patrón (vals de Musetta: Quando m’en vò / “Cuando voy”). Pronto Marcello arde de celos. Para librarse de Alcindoro, Musetta finge un dolor en un pie por culpa del zapato que le aprieta demasiado, y hace que Alcindoro vaya a buscarle un nuevo par. Durante la confusión que sigue, Musetta aprovecha para reunirse con su amado Marcello y se reconcilian.
Cuando los bohemios deciden pagar la cuenta para marcharse siguen la sugerencia de Musetta de cargar la cuenta a Alcindoro. Cuando este llega con el par de zapatos buscando a Musetta, el camarero le entrega la cuenta y cae horrorizado en una silla.
Acto III
En la aduana de Enfer
Los vendedores ambulantes pasan la barrera y entran en la ciudad. Entre ellos está Mimí, tosiendo violentamente. Intenta encontrar a Marcello, quien vive en una pequeña taberna cercana donde él pinta anuncios para el tabernero. Ella le cuenta lo difícil que se ha vuelto la vida con Rodolfo, quien ha abandonado la casa la noche anterior. Marcello le cuenta que Rodolfo está durmiendo en la taberna donde él vive también. Rodolfo, que acaba de despertar y busca a Marcello, entra en escena. Mimí rápidamente se oculta y oye a Rodolfo decirle primero a Marcello que ha abandonado a Mimí debido a que es demasiado coqueta con otros hombres, pero luego confiesa que él tiene miedo de que ella esté consumiéndose lentamente por una enfermedad mortal (muy probablemente tuberculosis, conocida por la palabra comodín “consunción” en el siglo XIX). En su pobreza, poco puede hacer por ayudar a Mimí y decidió fingir no amarla más para que ésta se olvide de él y se vaya a vivir con otro hombre que pueda proporcionarle un modo de vida más confortable. Mimí se descubre a sí misma cuando tose violentamente. Marcello les deja para volver con Musetta. Rodolfo y Mimí cantan a su amor perdido. Planean separarse amistosamente pero su amor mutuo es demasiado fuerte. Llegan a un compromiso: deciden permanecer juntos hasta que llegue la estación de las flores, la primavera, cuando el mundo revive de nuevo y nadie se siente verdaderamente solo. Mientras tanto, Marcello se ha unido con Musetta, y en la distancia se escucha su feroz discusión: un contrapunto opuesto a la reconciliación de la otra pareja (cuarteto de Mimí, Rodolfo, Musetta, Marcello:Addio dolce svegliare alla mattina! / “Adiós, dulces despertares por la mañana!”).
Acto IV
Nuevamente en la buhardilla
Marcello y Rodolfo parecen trabajar, aunque están principalmente lamentándose por la pérdida de sus respectivas amadas (dúo: ¡O Mimì!, ¡Tu più non torni! / “¡Oh Mimí, no regresarás!”). Schaunard y Colline entran con una cena muy frugal, que consiste de algo de pan y un arenque, y los cuatro parodian un delicioso banquete, cantando y bailando (Gavota!). Musetta entra alarmada con noticias: Mimí, que aceptó a un vizconde después de dejar a Rodolfo en la primavera, ha dejado a su protector. Musetta la ha encontrado vagando por las calles, muy debilitada por su enfermedad, y la ha traído consigo a la buhardilla. Todos ayudan a la chica, demacrada y pálida, a sentarse en una silla. Preocupados, Musetta y Marcello salen de la habitación para vender las joyas de ella y así comprar algunas medicinas. Colline sale para empeñar su abrigo (Vecchia zimarra, senti / “Viejo abrigo, escucha”). Schaunard se marcha calladamente para dejar a Mimì y Rodolfo tiempo juntos. Solos, Rodolfo y Mimí, recuerdan sus tiempos felices y, para placer de Mimí, Rodolfo le entrega el sombrerito rosado que le compró a ella y que conserva como un recuerdo de su amor. Regresan todos, con un manguito como regalo para calentar las manos de Mimí y medicina. Le dicen a Rodolfo que han llamado al médico. Se postran a los pies de la cama y Musetta reza una plegaria. Mientras tanto Mimí muere. Schaunard descubre a Mimí sin vida. Rodolfo cae en cuenta y grita ¡Mimí…! ¡Mimí…! angustiado, y llora sin poder contenerse.
Fuente: Wikipedia